Canalización del 11 de Octubre de 2017
«Notamos cómo cambia nuestro estado, nuestra percepción… y cómo entramos… en una relajación más profunda, centrándonos en la respiración…
Ahora nos centramos en nuestro chackra corona, en esa sensación de cosquilleo que empieza suavemente, poco a poco, a ser cada vez más evidente… Y nos preparamos para recibir…, porque sabemos que, desde el corazón del mismo Dios, el Amor en forma de luz blanca y dorada, desciende hasta encontrarse con tu cabeza.
¿Puedes sentir la fuerza…, la sensación…, la presencia de la luz…, llenando de claridad toda tu mente…? Se extiende por toda ella: por cada resquicio, por cada órgano, por cada célula. Lo impregna todo. Lo llena todo.
Ahora, quizá puedas notar una sensación especial en tu tercer ojo, en tu frente. Es porque también por ahí está entrando la luz a raudales, hasta lo más profundo del interior de tu chackra de la visión.
Continúa la luz, la energía, deslizándose por tu cuello, atravesando también el chackra garganta, el chackra azul, llenándolo y rebosando, para seguir inundando todo tu cuerpo. Tus hombros, tus brazos, tus manos. Mira cómo sale al exterior, cómo tus manos la reparten en ofrenda por todo el mundo…
Siente cómo llena tu pecho, cómo inunda tu chackra corazón.
Se desliza llenando la boca de tu estómago, el chackra emocional.
Se reparte ahora por todo tu vientre, por el chackra de la creación.
Llega hasta el final de tu columna, por el chackra rojo, y sale al exterior, buscando esa columna de luz el corazón del Planeta.
Siente ahora cómo se desliza por tus piernas, cómo baja hasta tus pies… y también va a buscar el centro del Planeta.
Y ahora mírate, arraigándote a tu hogar actual, totalmente conectado desde tu Creador. Estás siendo un magnífico Canal. El Amor circula a través de ti. Por ahí por donde pasa, por cada centímetro de ti, deja su rastro de amor, sanación, y va a buscar cada lugar de ese Planeta, cada rincón, desde dentro hacia fuera, desde fuera, repartiéndose por toda la superficie. Todo el Planeta inundado con este amor, que es la base con la que todo ha sido creado, la materia prima de la que todo está compuesto, el alimento que nutre cada dolor, cada amor, cada emoción, cada situación. Déjalo que impregne todo bien. De forma consciente, a través de ti.
Tu función es esa. ¿Puedes notar la sensación en tu piel, la sensación de la energía fluyendo por ti? Recuerda que te está sanando, que te está equilibrando. Te está alimentando. Te está elevando. Déjala fluir. Déjala que realice su labor sanadora.
Y así, con esta sensación de estar haciendo realmente aquello que has venido a hacer: repartir luz, amor y sanación, vuelve a sentir la presencia de tu cuerpo. Sólo a sentirlo. Está inundado de luz, pero está ahí… y puedes moverlo, sin necesidad de salir de este estado de bienestar y de paz, de fluidez. Así que toma de nuevo el control de tu cuerpo de forma consciente…, respira… y prepárate para recibir tu mensaje.
(Continúa después de que cada asistente reciba su mensaje.)
De nuevo, céntrate en percibir toda esta sensación que circula por tu cuerpo en este instante. Deja que la luz, que es amor, llegue por todos tus centros hasta todos los centros del Planeta. Deja que se extienda alrededor de ti y abarque cada vez más espacio. Y llegue hasta los confines, hasta el rincón más lejano, hasta el lugar más recóndito, hasta el corazón más cerrado. Porque ¿sabes? esos corazones que habitan junto a esas mentes tan cerradas, esos seres que aún se debaten entre el horror y el miedo, que luchan cada día por un pedazo de pan; esos seres que, aun teniéndolo todo, no tienen nada; incluso esos otros seres que eligen el camino del egoísmo a costa del sufrimiento ajeno, todos esos seres también, también, son inundados con toda esta energía que rodea el Planeta desde ti y a través de ti. Y eso colabora en que, paso a paso –aunque su paso sea tan lento-, progresen hacia un futuro en el que entiendan que el horror, que la oscuridad, que el miedo es una elección, y que en cualquier momento puede dejar de ser la suya propia.
El proceso de un alma encarnada pasa por tantas etapas… Y muchas de ellas, al principio de su evolución, muy duras, porque se debate en su ignorancia y en su ceguera, porque sus miedos lo atenazan, porque se deja guiar por su ego, por su afán de poder, por su miedo, por su necesidad de supervivencia. Y así, se ve envuelto en experiencias dolorosas y duras. En guerras de muchos tipos. En batallas de las más variadas formas, algunas de ellas contra su propia oscuridad. Todo requiere un tiempo de comprensión. Cuando esa alma comprende que puede dejar de escoger ese camino y se arriesga, se arriesga a conocer otro, aunque lo tema por ser nuevo y que le pida, que requiera de ella una superación de miedos, ahí está encontrando el proceso que le lleva, paso a paso, a su propia evolución.
No se pueden saltar etapas. De la misma forma que un niño de cuatro años no puede cumplir de pronto veinte, no puedes saltar etapas en el proceso de un alma evolucionando, creciendo y aprendiendo. No hay otra solución: tiene que ir paso a paso.
Pero has de saber, amado Ser, que sólo hay una dirección a seguir, y es hacia el cambio de conciencia, hacia la luz y hacia el crecimiento. Y no importa cuántas veces se cometan los mismos errores. No importa cuántos errores se cometa. Serán necesarios para dar el siguiente paso. Y no importa la magnitud de esos errores ni a cuántos seres involucren, porque todos ellos forman parte del proceso. Todos ellos evolucionan a la par. Nada ocurre por casualidad. Todo responde al momento del proceso, al paso siguiente. Así es siempre. En todas partes.
Y luego se dan circunstancias y momentos como el que estáis viviendo en el tiempo en el que os encontráis, en vuestro presente. Estáis en un Planeta en el que una gran parte de sus habitantes aún se encuentran en las primeras etapas de su crecimiento. Eso implica dolor y miedo, lucha, poder y ego. Pero también debes de saber que una inmensa parte de su población la formáis, por fin, vosotros: los que estáis ya en un tiempo avanzado, recuperando la conciencia del Ser de luz que sois. Debatiéndoos en otras luchas bien distintas. Pretendiendo ser amor siempre, en medio a veces de circunstancias adversas. Y cada vez sois más. Muchos de vosotros lleváis ahí… tanto tiempo, hermanos, tanto tiempo… que habéis olvidado que sois Seres de luz en un cuerpo material.
Pero también hay otros, recién llegados, que recuerdan quiénes son. Los escucharéis cada vez en mayor número. Los llamáis niños especiales, índigo, cristal, arcoíris… Todo palabras y adjetivos luminosos. Esos niños –algunos ya adultos-, no pasaron por la cadena de reencarnaciones. Han acudido ahora, en este tiempo. Y han acudido en gran número. Habitando en un cuerpo, naciendo como naciste tú…, pero conservan la memoria. Porque es la primera vez que están ahí. Y porque es el momento de que recordéis todos. Y ellos llegan empujando, impulsando esa Humanidad desde dentro para que os apoyéis en ellos, para que os reconozcáis en ellos… porque sois como ellos. Sois como ellos. La única diferencia que os separa de ellos es que lleváis mucho tiempo ahí, que tenéis a vuestras espaldas muchas vidas, muchas vicisitudes, mucho aprendizaje, mucha lucha.
Pero, amados, reconoceros en ellos. Apoyaros en ellos. No importa cuál sea su mensaje: siempre es de luz. Cada uno os hablará de su experiencia, de sus recuerdos a veces parciales, a veces confusos, pero recuerdos del Mundo Real. Entre todos forman un mosaico de Realidad. Incompleta. Tremendamente incompleta…, pero real.
Os decimos esto, amados, con el afán de que no os encontréis solos en medio de tanto caos y de tanto ruido. Que os reconozcáis unos a otros. Que os apoyéis unos en otros. No importa si las versionen difieren. Es irremediable. No recuerdan todo absolutamente tal como es. Son parciales porque los recuerdos ahora están inmersos en un cerebro de materia, mezclado con un inconsciente familiar, grupal, de toda la Humanidad.
Fijaos cuánto mérito hay en ellos para conservar todavía vivos algunos recuerdos.
Y luego está una segunda cuestión y es la procedencia de cada uno. Este universo es inmenso. Proceden de lugares muy distantes entre sí, de ocupaciones muy diferentes, con experiencias totalmente distintas. Pero todos ellos proceden del Mundo Real
Y es más: alguno hay también, no muchos, pero alguno hay también que procede de más lejos, de más allá de este universo. Bien sabe el canal.
Porque debéis de saber, o recordar, que el número de universos…es inmenso. Y alguno… procedéis de muy lejos…
La función de todos estos seres viene a ser como la vuestra: ser Portadores de luz, Canales de luz. Recuperar la conciencia del Ser que eres. Recuperar la identidad del Ser que eres, que está en tu interior. Siéntate, cierra tus ojos y busca dentro de ti. Deja tu mente fuera. Haz el silencio. Sumérgete en tu interior. Ahí encontrarás las primeras respuestas. Y esas respuestas te abrirán la puerta de muchos más, amado Ser de luz. Y así es como te encontrarás a ti mismo de nuevo. ¡Y puedes hacerlo ahí, en la materia! ¡Puedes hacerlo!
Por eso hoy te lo estamos diciendo con este empuje y con esta fuerza. Porque tú que estás en este momento en esta sala, puedes hacerlo. Puedes recuperar tu identidad. Puedes encontrar el camino hacia tu Yo Superior. Puedes establecer ese puente. Puedes reencontrarte a ti mismo, amado Ser de luz.
Para ello, tendrás tiempo y trabajo. Pero puedes conseguirlo.
Y ese no es el final ¿sabes? Hermano, hermana, ese… es el principio.
Que tú lo consigas, no importa cuándo, es un hecho trascendental para esa Humanidad. Toda ella da un paso contigo. Toda ella avanza a la vez que tú. Incluso aquellos seres de los que te hablamos al principio, aquellos que aún sufren.
Amado Ser de luz, tienes tarea por delante. Pero es tiempo de no hacer. Tu tarea es dejar de hacer: deja de pensar, deja de buscar. Sólo permanece en silencio y sumérgete en tu interior. No hagas nada. Ese es el camino para algo que casi todo el mundo anhela… y que llamas iluminación. Pero nosotros te estamos hablando del paso previo: del reencuentro contigo. Después podrás proseguir hasta que te encuentres con tu Dios. Esa es la Iluminación.
Hoy la lección parece densa, pero no lo es tanto. Aquí dejamos que llegue hasta ti lo que tu Ser ha escuchado. No importa que tu mente lo recuerde o no. No importa que tu mente lo recuerde. No hagas esfuerzos por recordar todo. Todo está en ti. Todo forma parte de ti. De modo que respira toda esta luz y este amor…, siente nuestro abrazo hermano… amoroso…, recuerda que estamos a tu lado siempre… y prosigue con la labor que has comenzado. Debes de saber que llegarás a buen puerto. No lo dudes. No lo dudes. Nunca dudes.
Toma una respiración… y así, rodeados por este amor, rodeados por todos nosotros –que aprovechamos este instante para abrazarte fuerte-…, así…, respiraremos…, respiraréis…, para volver a sentir la sensación del cuerpo…, para volver a sentiros… la apariencia física…
Y así, poco a poco…, ve moviendo los dedos… de las manos y los pies…
Mueve tus brazos y tus piernas…, la espalda…, el cuello y la cabeza…
Llénate con este amor… y, cuando lo desees…, puedes abrir tus ojos…»
Que la Paz y el Amor brillo en vuestros corazones.
NAMASTÉ.